Me arrepentí de no tomar más leche con Milo cuando chica, también de no hacer más deporte (no bastó la serie de porrazos en bici y patines). Ahora tendría diez centrímetros más, sería más alta y con menos problemas para ver todo en los conciertos. No como mis amigos de dos metros, que tranquilamente observaban todo y me buscaban un espacio más despejado. Me tuve que empinar, por suerte estaba cerca y logré ver bastante bien. No me tocó esta vez un guatón cabezón delante, sólo a mi lado había una niña muy drogada que bailaba mucho y me empujó un poco, pero en general todo anduvo bien.
La presentación de Kraftwerk, ícono de la música electrónica, fue producida y limpia, buenísima, aunque muy extensa para la espera.
Al comienzo de su show, Radiohead tuvo un pequeño inconveniente técnico y un arrebato de su vocalista, quien claramente "no tolera la frustración" y salío furioso del escenario, mientras su primera guitarra, el singular Jonny Greenwood distraía a un público impaciente posando para las cámaras y pasándolo regio.
Yorke regresó de buen animo y en algunos temas bien maniaco (así es la bipolaridad) y continuó la presentación, que resultó ser un gran concierto, con un playlist y sonido excelentes y la voz de Thom Yorke que inundaba todo el repleto estadio Nacional. Simplemente h e r m o s o.
=)...
ResponderEliminarMmmm.... Milo te hace grande.. patrañas!...